CATALEJO

OPINION LIBRE PERMANENTE SOBRE EL DIA A DIA. AUTOR JUAN SIMON CANCINO PEÑA, COMUNICADOR PERIODISTA. BOGOTA COLOMBIA.

Thursday, September 21, 2006

Paranormalidad


Burocracia sobrenatural

Cuando lo vi por primera vez, pensé que en mi televisor habían metido un muñeco de vudú, lo que resulta imposible pues no creo tener enemigos que intenten la dominación de la voluntad mediante artilugios sobrenaturales; tan pronto como me acerqué a la pantalla, me pareció reconocer la que bien podría ser la más reciente invención del cómico y ventrílocuo venezolano Carlos Donoso, dos en uno, la mezcla perfecta entre “kiny” y “lalo”, el mico prosaico y el flemático afeminado; y por último con estupor comprobé que se trataba del petimetre y brujo de la Fiscalía: un tal Armando Martí.



El moderno Belcebú, se declaró experto en todo tipo de actividades sobrenaturales, además de saber sobre logoterapia, “forma de terapia existencial que acentúa la búsqueda y comprensión del ser humano a través del significado de sus palabras”. Resulta sospechoso que alguien con un léxico tan reducido como el de un zorrero barriobajero, tal y como se infiere de sus entrevistas, tenga la capacidad intelectual de ser un “científico” de la palabra para trabajar con algo tan complejo como el de analizar el uso del lenguaje para entender lo trascendental de la vida.

Si doctores ha tenido la Santa Madre iglesia, fementidos tiene hoy la Fiscalía General de la Nación. Y es que resultaría más acorde con el país de risa en el que vivimos, que el ente acusador y todos los órganos de control, y porque no todo el ejecutivo, el legislativo y la administración de justicia, en lugar de contar con honestos y expertos funcionarios como debería ser, le cedieran el turno a quirománticos, prestidigitadores, tarotistas, aprendices de brujo y todo aquel que acredite experticia en el arte de la engañifa, aunque casi siempre parece que así fuera.

Cederle el honor a la azar y a la adivinación de apoderarse del curso de nuestras vidas es una situación cada vez más arraigada; para comprobarlo, basta con hacer un recorrido por el dial, en donde brujos, mentalistas y toda suerte de hampones con micrófono de voces cavernosas, parecieran estar dispuestos a feriar si fuera preciso el esqueleto de sus madres con tal de hacerle creer a los miles de incautos que eso es bueno para la suerte, porque el tuétano de sus huesos por iluminación divina tiene poderes mágicos y que ellos en bien de la humanidad estarían dispuestos a venderlo a bajo costo.

Es doloroso e indignante, ver y escuchar como tanto hemofílico verbal, se aprovecha sin el menor escrúpulo de la desesperanza de tantas personas, que luego de intentarlo todo para cambiar su suerte mediante el trabajo esforzado, quedan atrapados por la lambonería y mentiras de estos homúnculos que a su vez fabrican falsas ilusiones y comercian con la fe. Y si saben tanto como afirman, entonces que nos cuenten porqué el negocio de los juegos de azar es cada día más lucrativo, o porqué ellos no han conseguido el dinero para irse a pelechar allende La Vía Láctea sin esquilmar a nadie más.

Nadie descalifica la necesidad que tenemos todos de creer en una bienhechora y superior fuerza, la remota pero latente esperanza, de que alguien superior a nosotros nos da la mano y nos levanta del fango justo cuando todo eran tinieblas; lo que no es aceptable, es que otros se aprovechen de algo tan sagrado y determinante como nuestras creencias más profundas, de nuestros miedos y desavenencias, para usarlo en su favor, burlándose sin el menor reato de conciencia de tanta gente que sufre, y deposita su confianza y sus más preciados secretos en manos de malandrines inescrupulosos.

A pesar de lo que muchos creen, la fe sana no exige una subordinación incondicional, también le plantea al individuo la posibilidad de construir su futuro desde el libre albedrío, nos permite crecer como seres que se respetan a si mismos y a los otros, nos enseña el valor de la disciplina, la importancia del respeto por la propiedad y los derechos ajenos, nos muestra una forma menos material de la libertad, pero por sobre cualquiera otra cosa, eleva el derecho a la vida como su principal objetivo, y entiende al ser humano como una entidad única e irrepetible, apto para la esperanza y repleto de virtudes.

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