¡ Gloria al bravo pueblo ... !
Por: Juan Simón Cancino Peña
Era
su discurso eufórico y aglutinante, su prosa trepidante, su personalidad
retadora, su carácter a toda prueba, su conocimiento de las realidades
geopolíticas contemporáneas admirable, su lectura de la historia sobresaliente,
su liderazgo arrollador, su capacidad para entender a ése su pueblo
incondicional sin parangón, inspiradora su arrogancia con los arrogantes y su
humildad con los humildes. Todas esas y muchas más virtudes hicieron de Hugo
Chávez el más grande líder que jamás haya nacido en este el continente de
Bolívar.
Se fue Hugo Chávez pero se quedaron las
infamias que en su nombre propalaron: que acostumbró al pueblo de Venezuela a
la pereza porque les regalaba lo que en verdad era su propiedad en virtud del
más elemental de los derechos, como si la gente no mereciera parte de esa
riqueza que por décadas se robaron entre adecos, copeyanos y las
multinacionales norteamericanas y Europeas, y como si ese petróleo nunca les
hubiera pertenecido y por eso fuera un regalo, lo que se justifica si es un
multimillonario el que se larga a rascarse la barriga durante seis meses en un
yate con la plata que ha acumulado de explotar a sus trabajadores porque allí
hay un próspero industrial en plan de descanso.
Que
le regaló casa a los pobres y expropió a los ricos que por eso es un criminal,
pero si es un gobierno de derecha el que hace lo propio, entonces se dice que
se trata de un reordenamiento territorial y de una serie de subsidios para
viabilizar el desarrollo humano
sostenible;
que entabló relaciones incestuosas con los otros sátrapas del continente a
quienes además les regaló el petróleo de su pueblo, pero si hubieran sido
franceses o alemanes los analistas de oficio no habrían tardado en decir que
todo hacía parte de un plan para fortalecer las relaciones entre naciones en el
marco de la política de cooperación internacional.
Que
le dio salud y educación gratuita a los más pobres con el apoyo de gobiernos
extranjeros presididos por bandidos como él, en tanto que otros Estados
efectúan convenios multilaterales de carácter humanitario, en los que
privatizar la prestación de estos servicios es dejarlos en las manos de nobles
empresarios que los convierten en fuentes de negocio e ingresos mientras las
filas de enfermos se mueren en las puertas de los hospitales y los ignorantes
no se cansan de ser los brazos, las manos, los ojos y los oídos de las maquilas
propiedad de los mismos que los han sometido, los someten y los someterán por
los siglos de los siglos.
Que
las multitudes lo seguían porque era una turbamulta a la que compraba con
dádivas inoficiosas, lo mismo que ocurrió en el país fronterizo al occidente y
que fue el mejor argumento para que el presidente de turno se reeligiera en el
poder porque la voz de las mazas es el equivalente al Estado de opinión y por
ende una voz superior al Estado de derecho. Que sumió al pueblo venezolano en
una enorme crisis porque volvió la economía del país dependiente del petróleo,
como si eso jamás hubiera ocurrido, y como si en otros países no le dieran
limosnas a las multinacionales de la discapacidad y a los cultivadores de café,
un producto que ni a millones de años luz es vital para la vida humana como las
carnes de Argentina y Uruguay, y como el oxígeno de la orinoquía y amazonia venezolanas.
Que
fue un bravucón y un hablantinoso, como si decirle Satanás a George Bush se
constituyera en una mentira, el comandante del brazo criminal de “La Tierra del
Tío SAM, que con sus agencias de inteligencia y seguridad ha asesinado incluso
presidentes en todos los cinco continentes, y por demás la única nación sobre
esta tierra que ha atacado con bombas nucleares a otro país, y que al estilo de
los más vulgares apartamenteros se metió a una nación soberana, dueña de su
destino, con el pretexto que allí había armas químicas.
Hugo
Chávez le mostró al continente que sí es posible una Latinoamerica para los
latinoamericanos, que no es una utopía una relación con el resto de potencias
sin acudir a la vieja práctica de la servidumbre y la prostitución, que los
pueblos no pueden renunciar a su libre autodeterminación por otras teletones
limosneras como las del Plan Colombia , que es necesario enfrentarse al status
quo para romper las relaciones históricas entre dominados y dominadores, que
los pueblos del continente merecemos algo mejor que la piara de pusilánimes que nos han gobernado hasta casi
cercenarnos la esperanza y la autodeterminación.
Gloria
al bravo pueblo de Venezuela que nos enseñó con su ejemplo que es posible la
rebeldía eligiendo en el poder a un verdadero intérprete de sus sueños
aplazados y de sus frustraciones eternas, y un réquiem cantim pace por el
pueblo de Colombia que se contentó con el principito de la seguridad
democrática, una triste caricatura de sí mismo que está tan lejano de la gloria
y grandeza de Hugo Chávez como Daddy Yankee de la de Johann Sebastián Bach.
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