CATALEJO

OPINION LIBRE PERMANENTE SOBRE EL DIA A DIA. AUTOR JUAN SIMON CANCINO PEÑA, COMUNICADOR PERIODISTA. BOGOTA COLOMBIA.

Saturday, September 30, 2006

Expresión


Por simple placer
Al comienzo de la tarde, el centro de Bogotá se constituye en un verdadero mare mágnum. Los oficinistas se agolpan en las puertas de los restaurantes esperando un turno para tratar de embutirse sus almuerzos lo antes posible y regresar aprisa a sus lugares de trabajo, los vendedores ambulantes se desgañitan escupiendo a voz en cuello las innumerables virtudes de sus fruslerías, y todo el mundo hace sus cosas tan a prisa, atropellándose unos a otros como si el planeta estuviera adportas de colapsar en unos cuantos segundos.

De pronto una voz bucólica que emula a la de Oscar Agudelo, se mezcla con el aire y una melodía de fonda paisa acompañada por los acordes de guitarras melancólicas le canta a una “China Hereje” que se fue. Su nombre artístico es “Garufa”, “juerga, diversión”, con su sombrero de paño gris de otro tiempo, de copa alta y ala angosta, aprieta con sus manos nervudas el micrófono, lo lleva contra su pecho y con pasión de cantor de arrabal inicia “Mi Buenos Aires Querido”y cuando termina se oye un serrado aplauso.

Su tarima es un desnivel del andén, su publico, los desprevenidos transeúntes que lo observan como espectáculo de feria, su traje, un brilloso sastre negro que con seguridad lo ha acompañado durante buena parte de su larga vida, y su apariencia, la de alguien que ejecuta su profesión con dignidad, porque no pide limosna, no espera la caridad de nadie; simplemente es un cantor de la calle, que primero es Olimpo Cárdenas, a los quince minutos es Julio Jaramillo, y media hora después es Carlos Gardel.

Unos cientos de metros más adelante, arrinconado contra un costado de la Plaza de Bolívar, sentado en su caja de embolar, con su cachucha negra de cartero intenta cubrirse el sol que inicia su descenso hacia el occidente. Su profusa y bien cortada barba de rabino y sus pequeños y escrutadores ojos, dan la sensación de estar frente a un sabio medieval, un rey de oros de la baraja española. Su trabajo de embellecedor de calzado, es quizás un pretexto para no quedarse en su casa, esperando a que la muerte lo sorprenda impasible.

Con sus manos trémulas de adulto mayor, Wilson Sandoval escarba dentro de su gran maleta de mago, y de entre cajas de betún de todos los colores, cepillos para sacar brillo y bayetillas percudidas, extrae un pequeño y bien cuidado libro, y con el orgullo que un estudiante le dice a su padre que ha obtenido el primer lugar en el colegio dice:”te presento mi libro de poesías. Luego con el placer que da el deber cumplido, empieza a pasar las hojas, mostrando desde su foto en la contraportada, y contando que lo había inspirado a escribir todas sus poesías

“Garufa y Wilson Sandoval, son dos personajes que parecen extraídos de una novela que casi nadie ha leído, un relato extraviado que poco tiene que ver con estos tiempos, un par de hombres que hace cincuenta años esperaban el tranvía, pero que sin saber cómo resultaron inmersos en una ciudad en donde nadie tiene tiempo para nadie, y donde todos somos extraños ante los ojos de todos, en donde ser lustrabotas es un trabajo de segunda, y cantar por la calle música ya olvidada es visto como vicio de mendigo.

No se porqué no dejo de sentir cierta envidia sana por ese par de hombres, será porque representan ese hedonismo que se encuentra en las cosas que hacemos solo por placer, será porque todos soñamos alguna vez con escribir un libro y cantar una canción en público y saber que es sentirnos aplaudidos, el deseo de ser libres, de expresar esa rebeldía gracias a la cual recordamos que todos de cierta forma somos escritores y cantantes, no importa la edad que tengamos, es atrevernos a romper el molde, dejarnos ilusionar con la idea de que somos dueños de nuestro destino.

Quizás por uno de esos impulsos de nostálgico irredimible de los que todos los seres humanos somos presos, con cada uno de ellos decidí sellar un pacto: a “Garufa” le prometí que cuando tuviera algo de dinero iría a buscarlo para comprarle uno de sus discos, a lo que me respondió con sobria humildad que me estaría esperando; con el embellecedor de calzado hice un trato que espero de todo corazón que la vida me permita cumplir: un día cualquiera él me entregará su libro de poesías, y yo a cambio le daré mi primera novela publicada.

Thursday, September 21, 2006

Paranormalidad


Burocracia sobrenatural

Cuando lo vi por primera vez, pensé que en mi televisor habían metido un muñeco de vudú, lo que resulta imposible pues no creo tener enemigos que intenten la dominación de la voluntad mediante artilugios sobrenaturales; tan pronto como me acerqué a la pantalla, me pareció reconocer la que bien podría ser la más reciente invención del cómico y ventrílocuo venezolano Carlos Donoso, dos en uno, la mezcla perfecta entre “kiny” y “lalo”, el mico prosaico y el flemático afeminado; y por último con estupor comprobé que se trataba del petimetre y brujo de la Fiscalía: un tal Armando Martí.



El moderno Belcebú, se declaró experto en todo tipo de actividades sobrenaturales, además de saber sobre logoterapia, “forma de terapia existencial que acentúa la búsqueda y comprensión del ser humano a través del significado de sus palabras”. Resulta sospechoso que alguien con un léxico tan reducido como el de un zorrero barriobajero, tal y como se infiere de sus entrevistas, tenga la capacidad intelectual de ser un “científico” de la palabra para trabajar con algo tan complejo como el de analizar el uso del lenguaje para entender lo trascendental de la vida.

Si doctores ha tenido la Santa Madre iglesia, fementidos tiene hoy la Fiscalía General de la Nación. Y es que resultaría más acorde con el país de risa en el que vivimos, que el ente acusador y todos los órganos de control, y porque no todo el ejecutivo, el legislativo y la administración de justicia, en lugar de contar con honestos y expertos funcionarios como debería ser, le cedieran el turno a quirománticos, prestidigitadores, tarotistas, aprendices de brujo y todo aquel que acredite experticia en el arte de la engañifa, aunque casi siempre parece que así fuera.

Cederle el honor a la azar y a la adivinación de apoderarse del curso de nuestras vidas es una situación cada vez más arraigada; para comprobarlo, basta con hacer un recorrido por el dial, en donde brujos, mentalistas y toda suerte de hampones con micrófono de voces cavernosas, parecieran estar dispuestos a feriar si fuera preciso el esqueleto de sus madres con tal de hacerle creer a los miles de incautos que eso es bueno para la suerte, porque el tuétano de sus huesos por iluminación divina tiene poderes mágicos y que ellos en bien de la humanidad estarían dispuestos a venderlo a bajo costo.

Es doloroso e indignante, ver y escuchar como tanto hemofílico verbal, se aprovecha sin el menor escrúpulo de la desesperanza de tantas personas, que luego de intentarlo todo para cambiar su suerte mediante el trabajo esforzado, quedan atrapados por la lambonería y mentiras de estos homúnculos que a su vez fabrican falsas ilusiones y comercian con la fe. Y si saben tanto como afirman, entonces que nos cuenten porqué el negocio de los juegos de azar es cada día más lucrativo, o porqué ellos no han conseguido el dinero para irse a pelechar allende La Vía Láctea sin esquilmar a nadie más.

Nadie descalifica la necesidad que tenemos todos de creer en una bienhechora y superior fuerza, la remota pero latente esperanza, de que alguien superior a nosotros nos da la mano y nos levanta del fango justo cuando todo eran tinieblas; lo que no es aceptable, es que otros se aprovechen de algo tan sagrado y determinante como nuestras creencias más profundas, de nuestros miedos y desavenencias, para usarlo en su favor, burlándose sin el menor reato de conciencia de tanta gente que sufre, y deposita su confianza y sus más preciados secretos en manos de malandrines inescrupulosos.

A pesar de lo que muchos creen, la fe sana no exige una subordinación incondicional, también le plantea al individuo la posibilidad de construir su futuro desde el libre albedrío, nos permite crecer como seres que se respetan a si mismos y a los otros, nos enseña el valor de la disciplina, la importancia del respeto por la propiedad y los derechos ajenos, nos muestra una forma menos material de la libertad, pero por sobre cualquiera otra cosa, eleva el derecho a la vida como su principal objetivo, y entiende al ser humano como una entidad única e irrepetible, apto para la esperanza y repleto de virtudes.

Huelga hormonal


En un abrir y cerrar de piernas.


Cansadas las pereiranas de que se les acusara por abrir las piernas compulsivamente, les brindó el destino una inmejorable oportunidad para hacer gala de todo lo contrario. Algunas de ellas en lisistrática acometida, y para controlar los impulsos de sus bellacos consortes en las habilidades de procurarse su sustento por arte de birlibirloque en las casas o bolsillos de los incautos risaraldenses, decidieron cerrar sus piernas y privarlos de los placeres coitales hasta tanto no cejaran en sus impulsos cleptomaniacos.

La pintoresca y emancipadora propuesta nos recuerda al poeta y autor de comedias griego Aristófanes, creador de “Lisístrata”, (mujer que divide ejércitos), pieza teatral en donde de forma satírica el pensador relata, cómo las mujeres de Atenas y esparta, cansadas de que sus esposos fueran a la guerra, decidieron entregarse al celibato, obteniendo como resultado el que los bandos acallaran las armas e hicieran la paz, a despecho del inveterado y solitario culto al bíblico Onán.

Al igual que en la Grecia antigua, en la Pereira esnobista del siglo XXI la encerrona estrogénica cumplió a cabalidad con su cometido, y no pasó mucho tiempo antes de que cerca de 20 constreñidos barones, manos en los bolsillos, cara pegada al suelo y dóciles como un pavo en la cena de navidad, se declararan compungidos y prestos a darle rienda suelta a su satiriasis, y con el compromiso sagrado de no hacer sufrir más a sus doncellas.

La huelga de piernas cruzadas, fue propuesta hace algunos años por Manuel José Bonet, otrora comandante de las Fuerzas Armadas de Colombia, quien en aleccionador tono filosofal, exhortara a concubinas, esposas, novias y similares de los violentos, para que en beneficio de la patria, cerraran las piernas y reprimieran la libido hasta tanto sus compañeros sentimentales depusieran las armas, y decidieran hacer el amor y no la guerra, parafraseando el paradigma de la paz perpetua y el amor libre.

Bien lo decía Pablo Coelho en “Brida”, cuando afirmaba que el sexo es una de las fuerzas que a movido al mundo, o si no que lo desmienta el emperador Marco Antonio, cuando su amor frenético por Cleopatra reina de Egipto, lo llevó a dividir al imperio romano y a perder su vida, al empalarse con su propia espada; o rasputín en la Rusia zarista, de quien se decía que gracias a sus atributos de protomacho, rendía a sus pies desde la zarina hasta las cortesanas, convirtiéndose en el poder real detrás del poder .

Si nos sinceramos un poco y dejamos a un lado la vergüenza al manido qué dirán, que levante la mano y tire la primera piedra, aquel que no haya caído rendido ante los encantos de una fémina, que no haya cedido a todos sus caprichos, e incluso que haya obrado en contra de sus principios de macho latino heredados de las tierras de nuestros conspicuos conquistadores con tal de complacerlas, no importa si en ello se va una quincena entera, o empeñamos nuestros más preciados tesoros materiales.

Cuanto cambiaría el país, si reinitas y modelos de ocasión, hicieran lo propio con tanto traqueto hasta que no mandaran un kilo más de alucinógenos, o que las esposas de políticos corruptos, militares abusivos, guerrilleros de pigmeos ideales, estupradores y pedofílicos se rehusaran a darle rienda suelta a los placeres de la carne, hasta que sus compañeros resarcieran a sus victimas de sus felonías.

Más allá de lo anecdótico y risible que nos resulte la huelga de piernas cruzadas, de trasfondo hay una demostración irrebatible de que si se pueden cambiar conductas que resultan nocivas para la sociedad, sin atropellar la integridad física o las creencias de los individuos. Ojalá lográramos un mundo, pletórico de hombres satisfechos en la cama y carente de testosterónicas demostraciones de valentía y violencia. Y si ha de ser para bien de esta sociedad, ¡que viva la holgazanería femenina!.



Saturday, September 09, 2006

Expresion


Oda a la moral

A finales de la semana pasada, un honorable y benemérito padre del Distrito Capital, en prosa rimbombante, y sin otro propósito que el de aportarle soluciones a la pobreza extrema y a otros graves problemas que viven millones de bogotanos, le propuso al cabildo de la ciudad la creación de un acuerdo para que quién pronuncie palabras soeces en publico sea objeto de amonestaciones verbales, sanciones pecuniarias o privativas de la libertad.

El ignaro fatuo justifica su propuesta pequeño “burguezoburocrática”, dada la imperiosa necesidad de recuperar la moral, la ética y las buenas costumbres, que otrora eran reglas inapelables, y de las que él se autoerige como patriarca de rancio abolengo. La ira dantesca del proherético contumaz llegó a su clímax, cuando uno de sus colegas utilizó términos sodomíticos para referirse a personas con opciones sexuales diferentes al heterosexualismo.

Acaso el presuntuoso vicario de Cervantes, pretende la implantación de un lenguaje eufemístico y netflanderiano, en el que el afectado dijera tras un accidente casero: “carambolas carambolillas, creo que me luxé el meñique por andar descalzo”. Y cuando al beato se le ocurra recuperar la estética pública obligando a las mujeres a no usar faldas cortas ni pantalones, y a los hombres a vestirse solo de riguroso sastre y a cortarse el pelo con uniformidad, entonces los inconformes podremos mandarlo a ingestarse una carga de heces.

Resultaría de un realismo mágico incomprensible ver al escribano de Aracataca tras las rejas, por rehusarse a publicar una nueva edición de “Memorias de mis Hetairas Tristes. Cuanto disfrutarían en Pereira y sobre todo las ofendidas pereiranas, si el báculo de la justicia se encarnizara contra el creador de Pandillas Guerra y paz, al no aceptar la sugerencias de las adoratrices del divino Diago para la segunda parte de “Sin Glándulas Mamarias no hay Paraíso”.

Cuantos pagaríamos por presenciar al menos por un instante, cómo se horrorizarían los inmaculados ojos del oligofrénico cabildante, ante la nunca bien ponderada “Filosofía en el Tocador” del Marqués de Sade. Acaso con espartana rigurosidad, le dirá a sus hijos que educación sexual es dar las gracias luego de hacer el amor, y que la cigüeña es un ángel parisiense que los trajo directo de Francia y que por eso el y los suyos son de una raza superior a la que no se le está permitido comportarse como la aborigen canalla insurrecta que los rodea.

Si estos grandilocuentes exponentes de la coherencia democrática colombiana, logran mediante sus esforzados aportes hacer de esta sociedad algo más digno, corrigiendo de paso los vicios ancestrales de nuestros gobernantes, me comprometo a no volver a proferir un putazo, sopena de azotarme en público si incumplo hasta tanto no resarcir el daño. A cambio si son ellos los que quebrantan el pacto, pido el cadalso, para empezar a resarcir en algo a esta sociedad y en cierta forma para devolverles un poco de su propio cocinado, y perdón por lo elemental de la metáfora.

Son muchas las veces que los dueños de la moral en Colombia, han insultado a esta patria inerme y no precisamente con palabras sino con hechos que resultan más repudiables, desperdiciando lo más excelso del talento humano de nuestros hombres y mujeres, usufructuando en su propio beneficio lo mejor de nuestros recursos, perpetuando así un estado ignominioso de violencia e inseguridad, que se complacen en mantener porque eso los beneficia, y hemos caído en la trampa de pensar que si vivimos es por obra y gracia de nuestros dirigentes y que es por ello que todas sus estupideces nos parecen loables.

Si por esos avatares de la vida el implicado llega a leer este aporte, le sugeriría que antes de revivir la Santa inquisición para castigarme por considerar como grotescos los términos que no comprenda, que consulte primero un diccionario, y sino sabe qué es eso, será el libro que tenga en las manos para aclarar el significado de las palabras, y de no entenderlas, estoy seguro que lo hará, cuando aprenda a hilar los grafemas para construir vocablos y frases, actividad que en el medioevo era una herejía imperdonable para la mayoría, y que hoy por supuesto, no gracias a hombres como usted, es un derecho inalienable.


Friday, September 01, 2006

Otra Mirada



Menos Oyentes,
¡ Más Interlocutores !


Por motivos de mi actividad profesional, desde hace algo más de tres años empecé a acudir a diferentes escenarios, donde el tema central es la discapacidad. Allí he conocido diverso tipo de personas, desde el que trabaja con nobleza y obstinación por la causa, pasando por los que acuden simplemente por cumplir un horario o registrar su firma en una planilla de asistencia, hasta los paracaidistas oportunistas que ven en el tema una ocasión de lucro personal.

Una de las cosas que más sorprende en estas instancias, es la ausencia permanente de las personas con discapacidades de base, a las que se margina en forma recurrente y adrede de las instancias en donde se supone que de una u otra forma está en juego su futuro. En su reemplazo acude una nutrida fauna de especimenes, cuyo propósito no es otro que el de pavonearse muy orondos, dando voces para acreditar sus innumerables logros y sus enormes sacrificios en pro de la causa.

Para mencionar ciertos casos, están algunos de los funcionarios de las entidades públicas; aparecen los que llegan a los eventos y a los diez minutos como por obra y arte de Merlín, desaparecen sin dejar rastro alguno; los hay que a pesar de su presencia tampoco dejan huella; los que dicen cualquier estolidez tecnocrática, en un intento desesperado para descrestar y no pasar inadvertidos; y por supuesto los sabelotodo, que creen que caminar para adelante, es un acto de convicción para llevarle la contraria al sieso.

Los representantes de las personas con discapacidad, son un platillo no menos delicioso; siempre los mismos con las mismas, con su arrogante autocracia a cuestas, la que quizás por honestidad no disimulan, a los que ni suplente se les ha visto, y es que si llegara alguien de un lejano país, con seguridad diría: “pero que poquitas personas con discapacidad hay en este lugar”; los mismos que protestan a rabiar por una puntilla mal puesta, pero que como las fieras del circo romano, acallan sus bramidos, ante el olor tranquilizador de un contratito de menor cuantía, para entrar en el léxico burocrático que tanto disfrutan.

La fresa del postre, la ponen los representantes de algunas de las organizaciones sociales, que llegan con su abigarrada oferta de discapacidad en lustrosas bandejas doradas, vendiendo desde lástima, hasta quienes lo hacen de forma descarnada sin anestesia, con una lagrima de cocodrilo en los ojos, auto elogiándose de sus esfuerzos y quejándose del maltrato de otros, el que explican como el resultado de la envidia ajena por sus logros; tanta lamentadera que ya se vuelve sospechosa: y si sufren tanto porqué no se marchan.

Las mismas personas con discapacidad también son culpables de ese juego endémico; algunos se presentan con sus caritas de lástima, con sus espíritus apachurrados, que se conforman con cualquier souvenir de miscelánea y ni silban ni cantan; claro que otros llegan vociferando, convencidos de que la discapacidad les da patente de corzo para todo, y creen que justicia e inclusión social, es pedirles permiso para darles limosna, o aceptarles que gozan de una irreprochable experticia en cuanto a lo divino y lo humano..

Por fortuna un nuevo imaginario en relación con la discapacidad, se ha venido posicionando en nuestra cultura; es entender a la discapacidad como una condición de vida, a las personas como sujetos de derechos y objeto de deberes; es comprender que todos desde nuestra vereda, estamos aptos para construir proyectos de vida, no a pesar de nuestras diferencias, sino gracias a nuestra pluriculturalidad y multiformidad.

La discapacidad no es solo asunto de expertos y tampoco es exclusividad de las personas con limitaciones, es una cuestión que nos corresponde a todos, así como la defensa por la vida, la niñez, la seguridad social, el medio ambiente, los adultos mayores, ello si queremos superar los guetos, en el propósito de alcanzar la participación en todas las esferas de la vida y en los mismos espacios que el resto de los mortales.

A pesar de todos sus problemas, tenemos un mundo que para bien o para mal, es el resultado de múltiples concepciones a lo largo de la historia, y las personas con discapacidad, representan otra mirada que bien enfocada, sin los vicios del pasado, se constituiría en un capital humano con un mayor potencial, que sumado a esfuerzos que otros hacen desde sus cosmovisiones, será garantía para tener una sociedad en la que todos vivamos en equidad.